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Ribeira Sacra – un paraíso por descubrir –

El pasado fin de semana estuve en la Ribeira Sacra con mis dos amigas del curso de Sommelier. Hemos estado en un pueblo cerca de la Chantada para conocer a dos bodegas que nos han invitado a ver in situ esta región tan encantadora y a probar sus vinos. Hoy, no he podido dejar de escribir acerca de esta experiencia maravillosa que fue este viaje. No estoy segura si este post será capaz de expresar lo mucho que me gustó, que nos gustó este fin de semana, pero sin duda aquí queremos (porque sé que hablo por las 3) dejar registrado para todos los lectores de Vinálogos lo mucho que vale la pena conocer esta zona y visitar la Bodega de Cristina y la Bodega de Oscar.

El viaje ha comenzado en pleno otoño. Las hojas aún no habían caído y los colores de las hojas más que nunca mostraban su encanto. Alquilamos una casa muy cerca de la bodega, en un pueblo perdido en medio de Galicia. Estas casas de pueblo con paredes de casi un metro, hechas de piedra y con chimenea dentro. Por dentro la decoración no tenia desperdicio. Invitaba a alquilarla por todo un mes.

Oscar enseñándonos la región

La Ribeira Sacra y Oscar

Oscar es nuestro anfitrión, guía turístico, cocinero, es decir todo en uno. Fue la persona que nos invitó a visitar la zona y que nos ha acompañado desde el minuto uno que pusimos el pie en la zona. Habíamos quedado el sábado por la mañana para hacer una visita por la región, por su bodega y por la bodega de amigos.

Adega Os Cipreses – Ribeira Sacra

Os Cipreses – bodega en el corazón de la Ribeira Sacra

Primera parada de nuestro viaje. Os Cipreses es el nombre de la bodega de Cristina, que lleva junto a su familia este proyecto maravilloso desde 1989. Según Cristina, la bodega pertenencia a la Familia de Soto. Cuando supo la historia de los viticultores de la zona que, durante generaciones, cuidaron de lo que hoy son sus viñedos, tenía claro que preservar esa tradición y ese amor por la tierra sería una de sus prioridades. “Fue un sueño convertido en realidad”, dice Cristina refiriéndose a la compra de la bodega en 1989. Siempre quisieron tener una bodega propia.

Son un total de 3 ha en un punto estratégico de la región, al lado del río Miño. Los viñedos, como la mayoría de los viñedos de la Ribeira Sacra, se encuentran en pendientes pronunciadas, donde labrar y cultivar la tierra es casi un acto heroico. Los suelos graníticos y esquistosos solo dificultan más el trabajo. Por si dudáis, pregunto si ¡¿alguien ya intentó picar piedra con una azada en las manos?!

Adega Os Cipreses – Ribeira Sacra

Viña do inferno – en el corazón de la Ribeira Sacra

Hay viñedos con acceso precisamente difícil. Uno de sus parcelas más difíciles, la bautizó como “Viña do Infierno” haciendo referencia a 3 puntos en particulares: primero, porque es una parcela que recibe el sol todo el día, segundo porque es de difícil acceso, y tercero porque es la viña más complicada de trabajar.

Cristina, presentándonos el Ribeirao

Variedades

Entre las variedades cultivadas están la godello, la albariño, la treixadura y la palomino. Entre las tintas están la mencía, la mouratón, la garnacha tintorera y la tempranillo. Nos cuenta Cristina y Oscar que los viñedos de la Ribeira Sacra no son viñedos, ni parcelas que utilizan una sola variedad. Históricamente la gente solía plantar las uvas que tenían y en cada hilera puedes encontrar un montón de variedades distintas. Como cada uva tiene un tiempo de brotación y maduración distinto, en otoño cada uva va cambiando de color en su tiempo. Es por ello que cuando vas por esta zona puedes apreciar esta fusión de colores en el paisaje otoñal. Los rojos, con morados, con amarillos, en medio a las laderas y fusionado con los paisajes naturales del cielo y del río hacen con que este sea un sitio único en el mundo.

¿Y cómo se hace a la hora de la vendimia?

Ajá, justamente lo que hemos preguntado a ellos también. No solamente la vendimia, pero durante todo el año, variedades distintas exigen cuidados distintos. No puedes cuidar a tus hijos por igual sabiendo que son diferentes. Por ello aquello que pasea por allí, y trabaja con la tierra tiene que tener este conocimiento. Oscar lo denomina como “viticultura de precisión”.

Cristina, presentándonos el Ribeirao

La palomino

Pues sí, también me ha sorprendido. Pero lo cierto es que la palomino, la uva reivindicada por los jerezanos como suya ha existido durante muchos años en Galicia. Y muchos viticultores elaboran vinos con ella. El vino de Cristina, que me parece una palomino de libro, se llama Ribeirao.

Se llama así porque era así que se llamaba a los viticultores que trabajan al lado del río, de la ribeira. Son los ribeiraos que hacen el trabajo duro y pesado para que esta maravilla de vino llegue a nuestra mesa.

Este vino se ha elaborado en una ánfora de barro, con la intención de experimentar y elaborar en ella distintas líneas de vino. Ribeirao ha resultado ser un vino de aromas muy interesantes minerales, cítricos y fruta de hueso. Es muy untuoso y tiene este toque atlántico continental de la zona. Me encantaría servir este vino en una cata a ciegas.  

Terra – La Ribeira Sacra dentro de la botella

Otra de las sorpresas de la visita. Cristina nos pone a catar un vino natural elaborado con mencía, garnacha y godello. Viene de la parcela “viña do inferno” y para mi juicio personal una grata sorpresa del día. El vino es elaborado con mínima intervención y fue un proyecto en conjunto con el viticultor californiano Zachary Elfman.

Los racimos fueron seleccionados a mano y realizaron el pisado de aproximadamente un tercio de las uvas, despalillando las restantes. La fermentación se hizo en acero inoxidable, con tres semanas de maceración y bazuqueos a mano. Después de realizar prensa manual, trasegaron el vino a una ánfora de 750 litros en la que el vino pasó una crianza de seis meses en sus propias lías. Vale la pena catarlo.

Vinalogando con los Cipreses

El viaje no ha terminado pero el post sí. Seguiremos semana que viene contando un poco más acerca de este viaje, ahora poniendo foco en Oscar y su bodega. Para terminar este post no puedo dejar de terminar sin recomendar catar los vinos de Os Cipreses.

Sus vinos son auténticos, singulares y expresan el terruño y el trabajo de mucha gente que se dedica a convertir la uva en este milagro líquido que llamamos vino. Cristina me ha contado que este año perdió casi 90% de sus uvas con una granizada a mediados de julio. No tengo palabras para expresar mi admiración acerca de esta gente que se dedica día tras día luchar para convertir un sueño en realidad. Cristina, la madre naturaleza no siempre responde bien pero seguro que está agradecida de tenerte donde estás.

¡Chinchín!

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