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Viognier y Aramburu

“Vino de lejos un día. Sonó el timbre y, al abrir la puerta, estaba allí, hermosa como una ofrenda de los sueños.” Así como Fernando Aramburu empieza su relato “La Guapa”, así te puedes sentir cuando descubres el perfume sedoso, seductor e intenso de una buena copa de viognier. 

Hoy maridamos tres relatos de Fernando Aramburu, de su libro Autorretrato sin mi, con la variedad blanca, reina del norte del Ródano, la viognier. Maridamos viognier y Aramburu.

La viognier, variedad aromática, con cuerpo, capaz de generar vinos intensos, complejos y aterciopelados, brilla en solitario y también, cohabita con la syrah.

Cofermenta con la syrah para estabilizar color y/o perfumar las mezclas, en regiones como Côtes du Rhône, Lirac y Côte Rôtie, en Francia; y en las mezclas en Sudáfrica -Adi Badenhorst y Eben Sadie, por ejemplo-; y en Australia -Torbreck, en Barossa Valley-.

Hoy leemos a la viognier rindiendo honor a una de las etapas más antagónicas del ciclo vegetativo de la viña, cuando la ilusión y la precaución desfilan sobre las viñas acompañando su periodo de floración y cuajado.

La guapa (viognier)

Nos adentramos hacia el ecuador del inesperado y convulso año 2020, y somos testigos del proceso de cuajado de las viñas. Momento en el cual la flor se ha fecundado y comienza el desarrollo del fruto. 

Se estabiliza el tiempo; bebemos de este Junio, de tiempo más seco y encalmado, cuando las horas de sol empiezan a parecernos infinitas hasta que abrazan el crepúsculo. 

El sol se explaya y nos rodeamos de flores, de buen tiempo y afloran las ganas de buenos vinos. Así que he pensado en viognier, que se expresa con su perfume floral, intenso y retozón.

El primer relato para maridar con la viognier es La Guapa, un relato para beber sorbito a sorbito, cautivador, evocador y vívido. 

Un breve relato, que puede ser la historia de cualquiera de nosotros por la manera tan personal de vivirlo, cuando se deja beber con cada sorbo de su prosa rítmica.

La Guapa es la historia de un corazón que ha cautivado a otro, de una boca cautiva de su copa y su materia líquida.

Es esencia, presencia y perfume. Eso es La Guapa, y también la viognier. No es sólo que la quiera, sino que, además, me cae bien. ¡Y qué bien que cae una buena copa de viognier! 

Lengua Castellana -Viognier y Aramburu-

El segundo relato es prosa poética sobre la lengua castellana que viaja cual río caudaloso y rotundo por las joyas literarias que han vestido de gala a nuestra lengua castellana, de la mano de Góngora, Quevedo, Cervantes, Neruda… 

Este pequeño relato nos dibuja en breves instantes la riqueza y legado literario de nuestra lengua. La segunda lengua más hablada del mundo. Lengua viva, plural y diversa. 

Maridando este relato con una variedad francesa, hablamos castellano y saboreamos el francés de esta variedad casi extinta en horas no tan lejanas a nuestra actualidad.

Viognier, una variedad que en la época de los 80 del siglo XX se encontraba de manera testimonial y exclusiva en la región de Condrieu en el norte del Ródano y, que a día de hoy, habla castellano en España, Portugués en tierras lusas; italiano, alemán, austriaco y húngaro, en Europa.

Una variedad presente a lo largo y ancho del mapa vinícola mundial. Desde la península ibérica hasta sus antípodas, su perfume floral, de fruta de hueso, como el melocotón y los albaricoques, impregnan los campos de vides en el Languedoc, en California, en Washington, Oregon y Virginia. 

Continúa su viaje expansivo en tierras de habla castellana, al sur del continente americano en Chile y Argentina, este último, un país donde ha encontrado condiciones para brillar a pesar de la corta edad de sus viñas.

Réquiem por el tiempo

Réquiem por el tiempo es una oda al tiempo, a esa añoranza que nos produce el paso del tiempo; a la contemplación de lo vivido, a la niebla itinerante que es, cuando nos abraza o nos golpea y, sigue siendo eso, el tiempo, gastado o vivido, que no vuelve atrás. 

Y la viognier, con el tiempo ha vivido, ha ganado y se ha reivindicado. De estar casi extinta, hoy en día se puede beber desde cualquier latitud donde se hace vino. 

Pertinaz en su ciclo de vida, caprichosa en su andar. Una variedad que no se cultiva fácilmente en cualquier clima; requiere condiciones propicias de suelo, reservas hídricas y sol.

Bajo condiciones adversas puede conservar esa fortaleza aromática que la caracteriza pero va a carecer en boca de potencia, acidez y equilibrio. 

En el cristal, su vestido es dorado pálido con algunos reflejos verdes. Fresco pero muy fragante. 

En climas fríos serán notas de flores, cítricas y, en casos puntuales, como en Château-Grillet, minerales; en climas cálidos, cuando envejece con roble será de textura untuosa de rosas, vainilla y fruta blanca de hueso.

Cuando se muestra en su versión más exuberante, esta variedad ofrece notas de almizcle, pan de jengibre y tabaco.

Perfume y cuerpo, esto es la viognier. Una variedad, capaz de producir vinos aromáticos y estructurados cuando se planta con bajas densidades y se consiguen óptimos niveles de maduración; capaz de perfumar hasta la oquedad de los pensamientos.

Una variedad de brotación temprana y maduración media; se acopla, como los minutos que pasan inabarcables y en su adición conforman las horas, a las terrazas graníticas de Condrieu. 

Réquiem por el tiempo que vivimos y hemos disfrutado; y un brindis para festejar los aromas de esta variedad blanca: polisémica y reminiscencia de flores y frutas. 

¡Cheers!

A la salud de Probus, hombre visionario y aventajado, que ya desde el año 280 DC, declaró que el vino mejora a los hombres, e hizo replantar las viñas arrancadas en años previos por el emperador Domitien, de las tierras de Condrieu. . 

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