Madrid, que me dueles, que me aprietas el corazón, que me urges a luchar, a ser fuerte y positiva. Deseando que estos días se nos hagan breves, te propongo hacer vinálogos de cuarentena.
Pasamos la primera semana de cuarentena en Madrid y en España en general, aunque según cuáles las comunidades varía el grado de acato al confinamiento.
Pasamos la mitad de nuestra vida añorando y soñando. Con nostalgia nos acercamos a lo que fue y deseamos que vuelva a ser; con ansiedad nos proyectamos hacia lo que deseamos y, muchas veces, dejamos de vivir en tiempo presente, de disfrutar el instante, la compañía, un buen momento, por estar allí, allá o donde fuese que nos lleve nuestra mente.
Hoy te propongo un ejercicio de mindfulness, de estar presente: intentar surfear las olas que este tsunami vírico deja a su paso; agradecer la vida, la salud que tenemos, la posibilidad de salir de esto y aprovechar los momentos que podemos disfrutar en casa con los nuestros.
Vinálogos
Como ya los sabes, Vinálogos es la fusión de vinos + diálogos; esa posibilidad de catar literatura y leer vinos. Disfrutar una lectura, copa de vino en mano, y compartirla.
Ahora que tenemos tiempo en casa -como quizá no hemos tenido jamás- te propongo aprovechar esos momentos de esparcimiento para leer y catar.
Mi primera recomendación es la Canción de la vida profunda, del periodista y poeta colombiano Porfirio Barba Jacob (1883).
Siete estrofas que describen el viaje emocional que tantas veces recorremos a lo largo de nuestras vidas, de forma cíclica y a veces, simultánea.
Ahora vivimos momentos de incertidumbre que se tornan móviles, que nos generar inestabilidad y nos empujan al cambio. También vivimos la sordidez de un virus que colisiona, aún con nuestras más vacuas costumbres.
La lúgubre escena social de distanciamiento, enfermedad y muerte. La fertilidad de nuestros profundos sentimientos de arraigo y alteridad, necesarios más que nunca para pasar cuanto antes este obligado confinamiento. Y así, emociones que se concatenan y ebullen día a día.
“Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
Porfirio Barba Jacob
Como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
Como en abril el campo, que tiembla de pasión:
Bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
El alma está brotando florestas de ilusión.”
Maridaje vinálogos de cuarentena:
Para maridar esta lectura, un vino de la DO Vinos de Madrid de Bodega Licinia. Licinia es un blend de tempranillo, cabernet sauvignon, syrah y merlot.
Un vino que hace la fermentación maloláctica en barricas de roble, con una crianza que bascula entre los 15 y 18 meses en barricas de roble francés. Viñedo en ecológico de la localidad de Morata (Licinia) de Tajuña.
Un tinto en el que encontramos fruta negra y un buen equilibrio entre alcohol y acidez. Un maridaje por afinidad con una poesía, donde ambas comparten profundidad.
Cuentos y relatos son sabor a fruta y especias dulces
Mi segundo maridaje vinálogos de cuarentena va de relatos. Una bocanada de aire fresco, de historias y vivencias. Relatos cargados de reflexión.
Nueve relatos que recopila la escritora Laura Freixas en su libro Cuentos a los cuarenta. Sus relatos: Las puertas, La visita, El cielo, La noche, La oficina, La loca de la casa, Las ventanas, La estación y La entrevista.
Leedlos todos que son ligeros, frescos y a la vez íntimos y reflexivos. Me quedo con El cielo, un breve relato que se desarrolla sobre el hito de la cuarentena, que no el confinamiento, sino las cuarenta primaveras que una mujer celebra y a partir de las cuales se cuestiona su vida y su trayectoria.
Rememorando vivencias, desempolvando recuerdos, amplificando emociones vistas desde la ventanilla del tren de la vida, mientras esta pasa cadenciosamente, sin espera ni afán.
Maridaje
A través de ese proceso y esa búsqueda descorcharemos emociones, recuerdos, sentimientos de libertad. El maridaje vinálogos de cuarentena recomendado sabe a fruta roja, a cedro y a nuez moscada.
Este es un libro de cuentos que toca distintos estadios de la vida; así que puede maridarse con un vino de potencia, estructura y redondez, si bien en la curva de la vida nos encontramos con líneas perpendiculares y geometrías imposibles.
Domaine Grand Romane de la AOP Gigondas. Un vino francés de la región vinícola del Ródano. En esta región predomina el blend GSM (garnacha, syrah y mourvèdre) y este caso no es la excepción a la regla.
Frutas rojas y negras, notas especiadas y de chocolate. Concentración, alcohol y tanicidad que hacen un vino con cuerpo robusto. Este blend se ha vinificado todo junto rompiendo la tendencia de hacer vinificaciones individuales.
Maridaje molecular
Mi última recomendación de vinálogos de cuarentena es un libro más denso y muy interesante, que desgrana el maridaje entre el vino y la comida tomando como punto de enganche la afinidad entre moléculas aromáticas dominantes.
Un libro del sommelier canadiense François Chartier, titulado Papilas y moléculas. Una explicación sobre los compuestos moleculares de los alimentos y de los vinos de las principales regiones vinícolas del mundo, donde se descubren nuevas familias de armonías.
Como Chartier explica en su libro, la menta y los alimentos con moléculas anisadas, que aportan sabor frío y frescura, tienen un maridaje excepcional con los sauvignon blanc.
Así que, como este libro es alimento fresco para el alma de un winelover o aficionado a la gastronomía, vamos a maridarlo con un sauvignon blanc o un verdejo. En España tenemos multitud de opciones o podemos hacer un viaje a los varietales de Nueva Zelanda o Chile en viñedos más australes.
¡Salud!
#yomequedoencasa #vinalogando
