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El viñedo francés

Al país de Baudelaire, de Voltaire, de Cézanne y Monet, al país del Champagne, del Romannée-Conti y del Chateauneuf-du-Pape. Hoy iniciamos un maravilloso y sápido viaje al viñedo francés. 

Algunos ya han salido a disfrutar sus vacaciones, otros seguimos en Madrid con las ganas en el cuerpo de desconectar para reconectar nuevamente, así que mientras tanto, hoy seguimos disfrutando del vino y sus paisajes con la mirada puesta en el mapa vinícola francés.

Conocemos Francia por sus afamados vinos. ¿Quién no ha probado alguna vez en su vida un Champagne, un vino de Saint-Emillion, de la Borgoña o un festivo Beaujolais?

Como si has probado alguno de ellos o has sido tan afortunado de probarlos todos, haremos un recorrido destellante a través de rutas flanqueadas por viñas centenarias y paisajes propios de la escenografía de una película.

¡On bouge!

Francia y su viñedo 

El viñedo francés se encuentra repartido en 66 departamentos vitícolas, con tres de estos viñedos amparados bajo el reconocimiento mundial de estar inscritos como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.

Francia es el mayor productor de vino del mundo, junto con Italia, según las cifras por volumen de negocio. El viñedo francés se encuentra a la cabeza de los grandes avances enológicos de la historia.

Doscientas ochenta denominaciones de origen protegidas en torno al vino, llamadas AOP por sus siglas en francés (Appellation d’origine contrôlée), de tamaños variados, desde las 236.000 Ha del viñedo del Languedoc, hasta la pequeña Romanée-Conti con 1,8 Ha. 

Las AOP del viñedo francés

Apelaciones de origen protegidas (AOP) jerarquizadas y representativas de un estilo de vinos. ¡Ojo! Con somero estupor me encuentro con personas que aún comenten el error de asociar la denominación de origen protegida con la calidad.

Es importante saber que éstas no son un identificador de calidad en los vinos; certifican por contra, el origen y los procesos vitivinícolas que se han seguido.

Las AOP tipifican los vinos, ya que siguen normas estrictas en cuanto a las variedades, el suelo, las densidades de plantación y las prácticas permitidas en los procesos de vinificación. 

Incluso, estos organismos cuentan con paneles de cata que cada año analizan y avalan los vinos adheridos a las AOP, en tanto se adecuen a lo que deben expresar según la normativa reguladora.

Diecisiete regiones vinícolas capaces de expresar el sentir de la tierra, desde las montañas calizas de Champagne hasta los cantos rodados en Châteauneuf-du-Pape. A los largo de la geografía vinícola francesa encontramos espumosos, blancos y tintos secos, rosados, vinos dulces naturales (VDN – vins doux naturels), vinos criados sobre velo de flor, …

Francia: el vino como parte de su tejido social

El vino en Francia es parte indisoluble de la cultura, de la tradición y de la vida cotidiana. El vino hace parte indivisible del binomio gastronomía y cultura; y conforma un vértice en la imagen del país galo en el imaginario mundial. 

Desde una capa profunda de su tejido social y emocional, Francia es vino y son quesos, calvados, arte, literatura, moda, lujo y cultura. 

Las variedades nobles e internacionales, reconocidas globalmente y cultivadas en todas las latitudes donde se hace vino, nacen del viñedo francés y es ahí donde encuentran su hábitat natural que destaca las características propias de su raigambre.

Su pasado vinícola es un compendio de transmisiones de generación en generación, de pasado monástico, de desarrollo económico y de un paisaje que goza de las huellas de su antigüedad.

La explotación y desarrollo del viñedo francés hacen posible que el sector del vino en Francia se encuentre en el tercer lugar de importancia en exportaciones, lo que representa más de 500.000 empleos.

El viñedo francés y su reconocimiento internacional

Quintuplicando el nivel de producción que tiene Australia con más de 550 millones de cajas de vino exportadas al año, los vinos de Francia cuentan, sin lugar a dudas, con un gran reconocimiento a nivel internacional. 

Es imposible pensar en vino y no traer a la mente el viñedo francés, con su geografía variada, sus suelos, sus climas: su terroir.

Se me hace inverosímil pensar en Francia y no pensar en vino, en arte, en historia, en el placer sibarita, en la cultura del bon vivant. 

El viñedo francés no son solo buenos vinos, o vinos astronómicamente imposibles por su precio; el viñedo francés tiene asociado la historia, la tradición, el gran legado visionario y el talante dinámico que se asocia a su gente. 

Como afirmó Nietzsche: “Hay que llevar en sí el caos para poder poner en el mundo una estrella danzante”, así que a partir de hoy mis vacaciones organolépticas empiezan por un mundo, toda vez, variado y trepidante, cargado de historia, de burbujas que saltan y corretean, de tintos que encalidecen el alma y de blancos para refrescar la mente en días azules. 

Así que a partir de hoy y dentro de unas semanas viajaremos por la geografía vinícola francesa. Jaque hará un viaje organoléptico y sensorial a Alemania y sus viñas y yo, me voy al país vecino, tierra gala, la tierra de los vinos del placer, elixires que más que calmar la sed, llenan de placer.

¡Salud!

Continuará …

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